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  PREMIO LASKER

 


En 1951, el Premio Lasker fue conferido a Alcohólicos Anónimos. Parte de la citación decía:

“La Asociación Norteamericana de Salud Pública presenta el Premio del Grupo Lasker de 1951 a Alcohólicos Anónimos, en reconocimiento de su enfoque único y sumamente acertado de ese antiguo problema de salud y problema social, el alcoholismo ... Al recalcar el hecho de que el alcoholismo es una enfermedad, el estigma social que acompañaba a esta condición está desapareciendo ... Posiblemente, algún día los historiadores reconocerán que Alcohólicos Anónimos ha sido una aventura pionera en su campo, que ha forjado un nuevo instrumento para el progreso social, una nueva terapia basada en la afinidad entre los que tienen un sufrimiento en común, y que dispone de un potencial enorme para la solución de las innumerables enfermedades de la humanidad.”

 


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EL SINDROME DE LA BORRACHERA SECA 

 

 

 

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"Borrachera Seca" es un término que describe el estado de malestar del alcohólico cuando no está bebiendo. El síndrome de la borrachera seca es un conjunto de síntomas que ocurren conjuntamente y que constituyen una anormalidad. Dado que la anormalidad de las actitudes y conducta del alcohólico durante su carrera de bebedor es generalmente reconocida, la persistencia de los rasgos de carácterdespués de que el alcohólico deja de beber debe parecer igualmente anormal. En consecuencia, el término "borrachera seca" se refiere a la ausencia de un cambio favorable en las actitudes y conducta del alcohólico que no bebe. Se infiere, de esta falta de cambio, que el alcohólico (hombre o mujer) está sufriendo de un malestar en su vida. El síndrome puede ocurrir en todos los alcohólicos, y prácticamente no hay duda respecto de la causa de ese malestar.

 

 

La frase "borrachera seca" tiene dos palabras significativas para el alcohólico. "Seca" se refiere sencillamente al hecho de que se está absteniendo de beber, en tanto que "borrachera" significa una condición profundamente patológica resultante del uso que con anterioridad ha hecho del alcohol. Como la palabra "intoxicación" se deriva de la palabra griega "veneno", el término "borrachera seca" implica un estado de ánimo y un comportamiento que son venenosos para el bienestar del alcohólico.

 

 

RASGOS EVIDENTES

 

 

La conducta pomposa es un rasgo común de la borrachera seca. La pomposidad se manifiesta con mayor frecuencia a través de la falta de percepción interior y de una conducta personal pomposa. La persona que está padeciendo de una borrachera seca puede exagerar su propia importancia a costa de otros. Puede sobrestimar sus propias capacidades, inteligencia y criterio, o vivir por encima de su presupuesto. En cualquier caso, su conducta es marcadamente irrealista, y, de acuerdo con las circunstancias que prevalezcan, puede variar de ridícula a cruel. Al relacionar todas las cosas dentro de su medio ambiente consigo mismo, el alcohólico parece no percatarse de las necesidades y sentimientos de los demás.

 

 

Una rigidez de enjuiciamiento de los conceptos parece acompañar a su conducta pomposa. "Enjuiciamiento" significa que el alcohólico tiende a pasar juicio sobre los valores relacionados con "el bien" y "el mal" –siendo sus valoraciones notablemente inadecuadas-. Como tiende a juzgarse a sí mismo más bien duramente en lo que respecto a su conducta de bebedor, no es difícil que los demás detecten en ir sentimientos profundos de desvalorización personal. Pero puede superficialmente disfrazar estos sentimientos sometiendo a su familia, parientes, amigos, socios y patrón al mismo sistema rígido de valoración que aplica para sí mismo. Justificadamente ellos sienten que es la persona menos aceptable para criticar. Esto, por sí solo, es prueba suficiente de que su actitud es básicamente irrealista, sea que sus juicios reflejen o no algún grado de verdad.

 

 

Esta impaciencia describe la reacción a los demás y a la propia vida del alcohólico. Aunque su reacción es irrealista, se relaciona con su deseo de satisfacción inmediata de sus exigencias. Típicamente, el alcohólico busca una recompensa inmediata por sus esfuerzos y un alivio inmediato de su tensión o presis. Si la satisfacción buscada no llega con la suficiente rapidez, reacciona indignándose o deprimiéndose.

 

 

La conducta y actitudes infantiles son características del alcohólico que ha mostrado señales de impaciencia, grandiosidad o de enjuiciamiento. Es un niño en muchos respectos. Con facilidad se aburre, se distrae o se desorganiza. Constantemente compromete sus éxitos a larga plazo debido a sus cambios de estado de ánimo de un momento a otro. En cualquier momento está dispuesto a "recoger sus canicas" e irse a casa. Puede no estar capacitado para apreciar los aspectos de la vida de los que disfrutan las personas maduras, tales como la lectura, la conversación, el cine. Su entusiasmo es a veces juvenil y de corta duración. Parece estar constantemente insatisfecho con su vida.

 

 

La conducta irrealista no se confina al alcohólico. Un empresario, atrapado en su congestionamiento del tránsito, puede pegarse al claxon de su automóvil en un ataque de irritación. O el ama de casa que se ha sentido desdichada todos los lunes por espacio de treinta años debido a que tiene que lavar la ropa de toda la familia, puede culpar a la familia por ensuciar la ropa. Parece estar desajustada a su papel. Ambos ejemplos demuestran un comportamiento que no ni realista ni adecuado a la situación. Las actitudes y conducta autodestructiva del alcohólico con una borrachera seca son diferentes en grado pero no en hecho. Durante sus años de bebedor el alcohólico ha aprendido a tener un enfoque profundamente inadecuado y radicalmente inmaduro para resolver los problemas de la vida.

 

 

ANALISIS DE LA CONDUCTA CON BORRACHERA SECA

 

 

El alcohólico se siente evidentemente incómodo consigo mismo, pero no sabe el porqué. Claramente carece de una percepción interior personal. A menudo los malestares de su vida pasada parecen revolotear a su alrededor y ocasionarle las sensaciones actuales. Firmemente desaprueba todo aquello que la sociedad le indica que es bajo, descontrolado, egoísta y ofensivo. Pero no puede o no quiere encontrar dentro de sí mismo los impulsos que gobiernan dicha conducta. Tiene que preservar su estima propia en vez de tener que aceptar la realidad. Tiene que decirse a sí mismo: "Eso no es ni puede ser cierto respecto de mm". Pero no tiene éxito en este autoengaño, porque sí reconoce en ir sentimientos, impulsos, deseos y recuerdos que son inaceptables. De suerte que tiene un conflicto entre lo que vagamente percibe que es la verdad acerca de sus sentimientos, impulsos y deseos, y aquello que su estima propia le permite aceptar como la verdad. Como esta contradicción es insoportable para su consciente, la elimina y recurre a diversas maniobras para evitar que salga a la luz. Si las maniobras logran ocultar lo que es inaceptable para la estima propia del alcohólico, no se dará cuenta de que está haciendo uso de ellas.

 

 

Puede negar rotundamente la verdad acerca de sí mismo. Aun cuando tenga ante sí todos los hechos, no podrá comprender su verdadero significado. Se le pasara por alto la grave inferencia de una declaración como: "Sm, he estado en A.A. desde hace tres años, y realmente me ha hecho mucho bien", aun cuando haya tenido varias recamadas.

 

 

A veces es culpable de racionalizar. Al disipar la crítica de los demás por medio de explicaciones provisionales, intenta apoyar su estima propia. Tiene que justificarse en todo momento, por descarriadas que sean sus actitudes y su conducta. En consecuencia, encuentra muchas razones para rehuir el ir a A.A., y cada razón puede ser plausible, pero su argumento es solo un intento de ignorar la realidad de que necesita ayuda de A.A. o de otra fuente.

 

 

El alcohólico que racionaliza acerca de su propia conducta irresponsable tiende también a encontrar fallas en las actitudes y conducta de los demás. Aunque no niegue sus propias faltas, intenta ocultarlas a la atención de los demás catalogando con mucho detalle los errores de su familia, amigos, patrsn, y los de todos aquellos investidos de autoridad. Pero esto salta a la vista. Realmente no esta interesado en reformarse, sino que mas bien en decir con un poco de veracidad: "Miren, no soy tan distinto de todos los demas".

 

 

La maniobra de la proyeccisn superficialmente se asemeja mucho a la de la racionalizacisn. Por medio de la proyeccisn el alcohslico encuentra en los demas lo que es inaceptable para sm mismo. Esto implica una gran falta de percepcisn y es un intento de deshacerse de sus intolerables sentimientos y motivos al reconocerlos en los demas. Puede interpretar la conducta de ellos como un comportamiento motivado por sentimientos que inconscientemente siente que son indignos de il. Puede acusar a otros de criticar en exceso, aunque esto describa su propia actitud hacia sm mismo. La maniobra de la proyeccisn puede llevarlo a acusar a otros de que desean se emborrache, o puede acusar a sus amigos de A.A. de que estan bebiendo. Puede tambiin acusar a otros de que sospechan que il esta bebiendo.

 

 

La maniobra clasica de la borrachera seca es la reaccisn exagerada. Puede darle una aparente intensidad desproporcionada de emocisn a un suceso o desventura. A veces alberga un terrible resentimiento contra un superior por razone mas bien triviales o por ninguna razsn evidente. Puede reaccionar con violencia extraordinaria al perder en un juego de barajas o al no recibir una llamada telefsnica. Al reaccionar de esta forma, evidentemente descarga su cumulo de frustración, calera y resentimiento en un objeto exterior. Esto a veces puede ocurrir en una situación que en cierta forma se asemeje a una mayor frustración en su vida. Es incuestionable el peligro de la frustración dominante del alcohólico.

 

 

Algunos alcohólicos que llegan a padecer de una borrachera seca parecen conocer todas las soluciones. Rara vez carecen de las palabras apropiadas para hacer su autodiagnóstico. Su conocimiento y percepción interior son bastante impresionantes en apariencia, contrariamente a la percepción interior genuina que no es asma de convincente. Son sumisos...

 

 

El fenómeno de la sumisión implica una contradicción entre el dicho y el hecho. El alcohólico parece la crítica y habla detalladamente acerca de sus defectos personales. Pero no puede traducir sus palabras en actos efectivos. Su sumisión crea en otros la esperanza de buenos resultados por llegar. Habiendo articulado sus problemas y dado evidencia de que sabe cómo eliminarlos, el alcohólico parece estar en una situación de poder actuar con efectividad para su propio bien. Pero sus hechos no son nunca iguales a sus promesas.

 

 

La sumisión proviene de la tendencia del alcohólico de evitar las molestias. Le gusta deslizarse a través de las veredas de la menor resistencia, tanto en sus relaciones personales como en sus actividades de trabajo. Es un esquiador experto, a través de la práctica, que reflexivamente elige la alternativa que presente la menor cantidad de molestias inmediatas cuando se ve precisado a tomar decisiones. Sabe, y los demás lo saben, cual es el curso de acción responsable a seguir, pero su conducta es predecible y ir gana todas las partidas en el juego de la esquiváis. Su estancia en A.A. puede hasta ser usada para adoptar otra forma de sumisión para minimizar su malestar. Utilizando el peculiar vocabulario de A.A., puede explayarse respecto de sus "defectos de carácter" o de la "ingobernabilidad de su vida", porque sabe bien que, de decir lo contrario, incurrirme en el desagrado de sus compañeros de A.A., lo que le ocasionarme molestias. Su sumisión es de dientes para afuera a los principios que podrán darle el bienestar de que carece. El acto de hablar sobre sus faltas parece disipar, por el momento, la necesidad de hacer algo para corregirlas. Vagamente se percata dentro de sí mismo de una necesidad de cambiar. Pero la maniobra defensiva de la sumisión esta ideada para evitar un reconocimiento pleno de una situación inaceptable.

 

REACCION DE LA FAMILIA Y LA NECESIDAD DE AYUDA EXTERIOR

 

El alcohólico que está padeciendo de una borrachera seca parece incapaz de tener una evaluación realista de sí mismo. En la mayoría de los casos esto significa que no puede verse a sí mismo como lo ven los demás. Por desagradable que haya llegado a ser su vida, persiste en considerarse exento de culpa, víctima de circunstancias fuera de su control. Mientras más firmemente convencido esta de su falta de culpabilidad, más tenaz y listo es para resistirse a la ayuda, ya que el primer paso hacia la recuperación de su situación consisten en aceptar su responsabilidad de ella. Para aquellos que sinceramente desean ayudarle, el problema inmediato consiste en proporcionarle las condiciones y situaciones dentro de las que pueda empezar a lograr una evaluación realista de sí mismo. Más adelante se tratara la cuestión de cómo puede lograrse esto.

 

 

Es difícil para la familia del alcohólico proporcionar estas condiciones. Es el centro de los agravios familiares. La reacción de la familia a su conducta puede variar desde el desaliento y la confusión hasta la depresión, el resentimiento y la amargura. Es difícil, pero no imposible, que los miembros de la familia permanezcan objetivos en su relación con el alcohólico. S Su conducta ha sido descrita como irrealista. Lo que necesita desesperadamente es precisamente objetividad que la familia no le puede dar. En algunos casos puede ser necesario hace uso de la coerción para que el alcohólico se preste a recibir ayuda. La familia que trata de hacer esto por sí misma con frecuencia tiene que enfrentarse a consecuencias desastrosas tanto para el alcohólico como para ella misma, particularmente cuando pierden los miembros de ella el control de sí mismos y la objetividad en ir procesa de hacerlo.

 

 

La ayuda exterior es la alternativa más satisfactoria para todos los involucrados. Hay centros de remisión, centros de consultora, los grupos familiares de Al-Anón y A.A. son grupos ampliamente conocidos. AlcohólicosAnónimos es la mejor fuente para una ayuda inmediata. Los centros de remisión proporcionan información para la familia, ayuda para llegar a las decisiones relativas a la necesidad de tratamiento, y remisión para las fuentes adecuadas de terapia. Los centros de consultora tienen personal entrenado y capacitado, cuya especialidad son los problemas derivados del alcohol. Estos centros están equipados para ayudar al alcohólico a manejar su situación en lo particular. Generalmente son para consulta externa.

 

 

Los grupos familiares de Al-Ansa proporcionan a la familia el alcohólico el apoyo en sus intentos de tratar constructivamente con el alcohólico. Son particularmente valiosos cuando el alcohólico se muestra resistente a la ayuda exterior. Los miembros del grupo están muy familiarizados con el síndrome de la borrachera seca, y pueden proporcionarle a la familia una riqueza de informaciónpráctica. En algunos casos, el padrino de A.A. puede también ser una valiosísima fuente de ayuda para el alcohólico. En consecuencia, están en buena situación para ayudar a que se tomen decisiones. En circunstancias adecuadas, puede ser efectivo para persuadir al alcohólico de que por sí mismo busque ayuda.

 

 

MEDIDAS CORRECTIVAS

 

El alcohólico que padece de una borrachera seca vive una existencia empobrecida. Su experiencia pasada y su tensión presente le impiden lograr la satisfacción de que otros disfrutan en la vida. Experimentan limitaciones agudas en su capacidad para crecer, para madurar y para beneficiarse de las posibilidades que brinda la vida. Carece de la frescura y espontaneidad que otros alcohólicos genuinamente sobrios manifiestan, aun cuando pueda ser impulsivo. Su vida es un sistema cerrado, y sus actitudes y conducta son estereotipadas, repetitivas y consecuentemente, predecibles. Carece de la capacidad de escoger, entre alternativas, el curso de acción que pueda ser mejor para él Sus opciones son pocas y estériles, y no puede sorprender a nadie cuando se excede.

 

 

Toda la evidencia existente apunta a la necesidad de que aprenda a conocer la humildad y a darse cuenta de que hay un poder superior a ir, antes de que pueda experimentar una sobriedad genuina. Una medida desusada de autodisciplina debe acompañar este proceso de desinflamiento del ego. Al principio, la autodisciplina respecto de honestidad, paciencia, y responsabilidad será fastidiosa, porque estaráacoplándose a un modo de vivir que le parecerá arbitrario y difícil. Pero, con un esfuerzo sostenido para el logro de la autodisciplina, crecerá en su aceptación del malestar y hasta el dolor a corto plazo, conforme trabaja para llegar a la meta a largo plazo de una sobriedad genuina y duradera.

 

 

Vale la pena hacer notar que el alcohólico que está consciente de la tensión mental de la borrachera seca instintivamente tratara de involucrarse más en los asuntos de A.A. Su familia y amigos pueden oponerse a esta idea, sintiendo que ya está pasando el tiempo suficiente en A.A. Deben ser advertidos de que debe, hasta donde le sea posible, resolver su asociación con A.A.

 

 

Se le debe dar todo el ánimo para que medite concienzudamente si los Doce Pasos de A.A. son todavíaválidos para el Es de esperarse que empezara a darse cuenta de la irónica insensatez del alcohólico que piensa que su vida se ha vuelto súbitamente gobernable otra vez; cuyo sano juicio está fuera de duda; que no ve la necesidad de poner su vida en manos de un poder superior a sí mismo; que piensa que los inventarios personales son innecesarios, ya que rara vez deja de tener la razón; y que ya no está sujeto a la embarazosa necesidad de reparar los datos que haya cometido. Una vez que se percate de esta ironía: de que ir, el todavía ingobernable, todavía impotente, es quien ha hecho esta "recuperación" notable podrá sentirse lo suficientemente mortificado para desear cambiar.

 

 

 APARTE SEGUNDO

 

Artículo publicado en la revista LiberAddictus.
Para consultar más artículos haga click en:

http://www.infoadicciones.net/

 

 

El síndrome de la borrachera seca

Nueva versión con 12 síntomas

*José Antonio Elizondo L.

 

No es lo mismo abstinencia que sobriedad,Abstinencia significa  simplemente dejar de consumir alcohol o la droga a la que se es adicto.


Sobriedad significa aprender a vivir en abstinencia mediante un continuo crecimiento emocional que permita alcanzar la madurez. En otras palabras: la suma de la abstinencia y la madurez constituyen la sobriedad. Muchos alcohólicos dejan de beber pero no crecen emocionalmente.


Aunque sean abstemios continúan siendo unos bebés emocionales. Estas personas padecen lo que se llama “El síndrome de la borrachera Seca” (SBS)  Este síndrome es una forma de neurosis que padece el alcohólico en recuperación quien sólo se conforma con dejar de beber. Impide la plenitud de vida del alcohólico, provoca que persistan sus problemas familiares, laborales y sociales, y que continúen la insatisfacción y la infelicidad. Asimismo, constituye una de las principales causas de recaídas de los alcohólicos.

 

 

 

Lograr la abstinencia es tan sólo el fi n del principio. El verdadero camino hacia la recuperación comienza en el momento cuando se alcanza una absoluta convicción de la abstinencia, cimiento donde se construirá el edifico de la sobriedad.

 

 

 

Hace aproximadamente dos décadas publicamos en la revista Plenitud, órgano oficial de los Alcohólicos Anónimos, la primera versión del “Síndrome de la Borrachera Seca”. Casi 20 años después de seguir trabajando en programas de pos tratamiento externo para rehabilitación del alcoholismo y otras adicciones, habiendo asimilado nuevas experiencias y desarrollado mas observaciones, considero necesario realizar una segunda versión del  síndrome, corregida y aumentada, integrando un total de 12 síntomas (cuatro más que la primera versión), con el objeto de hacer más comprensible y más completo este fenómeno psicológico que, lamentablemente, continúan presentando muchos alcohólicos, miembros de AA, quienes sólo se conforman con dejar de beber, pero que continúan presentando muchos defectos de carácter que les impide madurar emocionalmente y que los sigue haciendo caer en una conducta inapropiada e indeseable como cuando se emborrachaban.

 


Y no es que en el artículo anterior no se consideraran los cuatro síntomas que se han incorporado, sino que se mencionaban implícitamente en la lista original de los ocho. Lo que hacemos ahora es mencionar el fenómeno de una manera más clara, dándole un nombre propio al defecto de carácter, para que al lector le quede más claro, pueda identificarlo mejor y de esa manera poder eliminarlo.

 

La primera versión del Síndrome de la Borrachera Seca está publicada en el número 5 de la revista Plenitud. Ha sido también reeditada en los
compendios de la revista llamados Lo mejor de Plenitud. Por otro lado, en Alcohólicos Anónimos el número 12 es muy especial.

 

Tenemos los doce pasos, las 12 tradiciones, las 12 promesas, las 12 cosas que no hace Alcohólicos Anónimos, etcétera. Será muy bueno, de hoy en adelante, acostumbrarnos a hablar de los 12 síntomas de la borrachera seca. Y es que es muy importante que un alcohólico en recuperación aspire verdaderamente a la sobriedad y no se quede en la mediocre conformidad  de la abstinencia. Si es difícil dejar de beber, es mucho más difícil crecer emocionalmente para alcanzar la madurez. No se olvide que la combinación de abstinencia de alcohol (y cualquier otra droga) más la madurez emocional del individuo es lo que constituye verdaderamente la sobriedad.

 

Tan fundamental es que un alcohólico en recuperación conozca estos 12 síntomas de la borrachera seca que me voy a permitir publicar, en los siguientes números de la revista, un artículo específico para cada uno de los síntomas del Síndrome de la Borrachera Seca. En este artículo sólo presentamos la lista de los síntomas y explicaremos, breve y rápidamente, cada uno de ellos.


1. Inmadurez e infantilismo:

 

 

Detención del crecimiento emocional y persistencia de las dependencias. Es el síntoma esencial de la borrachera seca. La incapacidad de crecer emocionalmente. Aunque ya no bebe, el alcohólico sigue siendo un niño en su manera de pensar, de manejar sus emociones y de actuar. Al seguir siendo un niño en lo emocional, no podrá comportarse como un adulto responsable que pueda alcanzar sus objetivos de vida. Como buenos bebés emocionales estos alcohólicos siguen dependiendo de figuras tales como su madre, su padre, sus hermanos, su esposa, sus amigos, su jefe, etcétera. Esta dependencia impide que obtengan dos condiciones fundamentales en la sobriedad que son la autonomía y la responsabilidad.

 

Al estar atados emocionalmente a otras personas, continúan culpando a éstas de sus fracasos existenciales y siguen jugando el papel de víctimas.


2. Actitud permanente de deshonestidad ante sí mismo y los demás.

 

 

La deshonestidad es un mal hábito que adquiere el alcohólico durante el desarrollo de su enfermedad. Engaña, miente, inventa pretextos, promete y no cumple, hace trampa, no respeta las reglas de juego, pide prestado y no paga, ofrece mordidas para evitar ser detenido y practica otro tipo de corruptelas, etcétera. Esta inercia de deshonestidad permanece aún después que el alcohólico deja de beber. Le sigue mintiendo a su esposa, continúa sin pagar sus deudas, persisten las promesas incumplidas, entre otros. Con frecuencia sigue mintiendo a su terapeuta o dice mentiras en su grupo. Le cuesta mucho trabajo la práctica cotidiana de la honestidad.

 

Lo más grave del caso es que muchas de estas mentiras él se las cree, persistiendo esta actitud de evadir su propia realidad y no aceptarla.


3. Amargura e insatisfacción emocional por persistencia de los resentimientos.

 


A pesar de que ya no bebe, el alcohólico no logra alcanzar esa plenitud de vida donde sienta la satisfacción por vivir. Está descontento, inconforme, con muchas áreas de amargura en su vida y sin poder saborear las mieles de la sobriedad. Dejar de beber, para él, constituye una obligación más que una convicción y la recaída suele ser frecuente entre los insatisfechos existenciales. Además guarda aún muchos esentimientos de su vida pasada que no ha podido superar. Está enojado con la gente y con el mundo. Son los típicos borrachos secos ncadenados al pasado que no pueden aplicar el solo por hoy.

 


4. Permanente sentimiento de culpabilidad con autoevaluación, minusvalía y tendencia al autocastigo.

 

 

Estos alcohólicos son los que arrastran un lastre terrible de culpabilidad acumulado en el pasado y que no se han logrado perdonar. Siguen sintiéndose culpables de muchas situaciones, como la muerte de algún ser querido, la enfermedad de alguno de sus hijos o el fracaso de otros, etcétera. Son personas con muy baja autoestima y con una tendencia muy grande hacia el perfeccionismo. Como no se perdonan a sí mismos (aunque los demás ya los hayan perdonado) se sienten menos que los demás y con sentimientos de autodevaluación personal. Para liberarse de esa carga, desarrollan una necesidad neurótica de expiación por lo que caen en conductas autodestructivas, se sabotean el éxito y no se sienten merecedores de la felicidad.

 

Estas tendencias autodestructivas pueden provocarles una recaída.

 


5. Egocentrismo, autosuficiencia neurótica, mal manejo de la agresividad y tendencia a la omnipotencia.

 

 

El egocentrismo en el alcohólico es la compensación neurótica de un complejo de inferioridad y una baja autoestima que, como a todos los  emocionalmente infantiles, los conduce a una actitud de sobrecompensación y entonces quieren llamar la atención de los demás. Por eso cuando se emborrachaban se convertían en el bufoncito de la fiesta. Una vez que dejan de beber, su egocentrismo lo dirigen a los miembros de su familia o a sus compañeros de grupo, en su trabajo o a las personas en general, desarrollando actitudes conflictivas con mal manejo de la agresividad, que frecuentemente llega a ser ingobernable entrando en continuos conflictos con los demás e incapacitándose para la sobriedad.

 

La autosuficiencia neurótica se refiere no al autosuficiente productivo que es consecuencia de la madurez, sino al que sigue pensando que no necesita ayuda de los demás y que él solo se las puede arreglar, lo que lo conduce irremediablemente a decisiones equivocadas para la resolución de sus problemas existenciales. Cuando la autosuficiencia neurótica se exacerba en exceso se convierte en omnipotencia, la cual es el defecto de carácter más grave en el que puede caer un alcohólico. La omnipotencia es una forma patológica de la soberbia. Un complejo de superioridad que disfraza un profundo sentimiento de inferioridad que quiere ser compensado.

 


6. Miedos permanentes: actitud de temor ante los retos de la vida con angustia y tensión continuas.

 

 

Muchos alcohólicos viven eternamente angustiados. De hecho ya vivían en tensión desde antes de beber y aquello que los llevó a su alcoholismo fue la necesidad de aliviar sus tensiones por medio del alcohol. Estos individuos son generalmente muy inseguros, aprehensivos, que viven en constante estado de tensión y que desarrollan muchos miedos. Miedo a los problemas, miedo a los conflictos, miedo a las enfermedades, miedo a las responsabilidades, miedo a ser adultos, miedo al trabajo, miedo a los peligros cotidianos, miedo a la muerte, etcétera. No tienen la posibilidad de vivir en el presente, sino que viven instalados en el futuro. Se angustian por lo que no ha sucedido todavía.

 

Esto obviamente afecta su salud, pues viven continuamente en tensión y bajo estrés prolongado, lo que les ocasiona síntomas diversos como
dolor de cabeza, dolor de espalda, sudoración, trastornos del sueño y del apetito, entre otros. En ocasiones su angustia es tan severa que pueden padecer otros desórdenes psiquiátricos tales como fobias, obsesiones, compulsiones o ataques de pánico. Este tipo de alcohólicos en recuperación, independientemente de su grupo de AA deben recibir atención especializada por un psiquiatra.


7. Depresión cíclica o permanente con actitudes de pesimismo, desmotivación y baja energía

 


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Otro tipo de adictos en recuperación son los depresivos. Son personas muy vulnerables en el aspecto emocional que constantemente se sienten tristes, con baja energía, con incapacidad para disfrutar de las cosas, tendencia a la tristeza y la apatía, desmotivados existencialmente, con pocos deseos de vivir y, en ocasiones, con muchos deseos de morir. Tanto este síntoma como el anterior (angustia) corresponden
a lo que se llama trastorno dual, es decir, el enfermo tiene otra enfermedad psiquiátrica además de su adicción, ya que tanto la angustia como la depresión son enfermedades que afectan la salud mental y por lo tanto requieren de atención médica especializada.

 


8. Ingobernabilidad sexual y sentimental.

 

 

El perfil psicológico del adicto se caracteriza por la dificultad que tiene para manejar tanto impulsos de tipo sexual como de carácter sentimental. Desde antes de iniciar a beber el alcohólico ya presenta estas tendencias. Siendo una gente insegura y con baja autoestima tiene muchos problemas para involucrarse con el sexo opuesto. Es por eso que recurre a la muleta emocional del alcohol u otras drogas para poderse dar valor y desinhibirse. Bajo el efecto del alcohol se atreve a hacer cosas que no hace sobrio pero mal planeadas y peor manejadas. Cuántos alcohólicos se le han declarado a una mujer totalmente borrachos y después se arrepienten o cuantos otros han aceptado firmar un acta de matrimonio en estado de ebriedad. Por otro lado, en estado de intoxicación alcohólica se desencadenan los impulsos sexuales más primitivos dando lugar a conductas indeseables como violencia sexual (violación, estupro, sadismo) o conducta homosexual.

 


Muchos alcohólicos que ya no beben, continúan secos porque persisten en actitudes de violencia sexual, machismo o celos patológicos. No se puede hablar de sobriedad cuando el alcohólico en recuperación sigue controlando, amenazando, golpeando o celando a su cónyuge.


Se presentan también problemas de eyaculación precoz, impotencia o frigidez. La infidelidad con la pareja y la tendencia a la promiscuidad sexual es otra manifestación de borrachera seca a nivel sexual y sentimental. Muchos de estos ingobernables sexuales terminan desarrollando una adicción sexual o codependencia sentimental hacia su pareja.

 


9. Negación de su realidad no alcohólica con persistencia de los mecanismos de racionalización y proyección.

 

 

Aunque se mantiene en abstinencia, este borracho seco sigue siendo un negador. Y aunque ya no niega su alcoholismo, sigue negando una serie de defectos de carácter, que no alcanza a visualizar ni aceptar y que le impiden un óptimo crecimiento emocional. Este tipo de alcohólicos suelen molestarse mucho cuando alguien los confronta con sus zonas erróneas y suelen cambiar de grupo frecuentemente porque se dicen atacados desde la tribuna. También rechazan cualquier tipo de psicoterapia profesional argumentando ignorancia de los médicos y psicólogos respecto al alcoholismo y al programa de AA. Siguen buscando culpables de todo lo malo que les pasa.


10. Sustitución del alcohol por otras sustancias o conductas adictivas.

 

 

Muchos alcohólicos dejan de beber, pero sustituyen su conducta compulsiva hacia el alcohol por otro tipo de drogas como la marihuana, la  cocaína, los inhalantes o las tachas. Muchos otros dejan de beber, pero en su lugar empiezan a desarrollar conductas tales como el juego compulsivo, el sexo compulsivo o la adicción al trabajo. A veces caen en la automedicación de pastillas tranquilizantes o se hacen adictos al tabaco.

 

 A veces los alcohólicos en recuperación olvidan que el tabaquismo también es una adicción que enferma y mata igual número de personas que el alcoholismo. No hay que olvidar que en el alcoholismo, la conducta de beber excesivamente, es tan sólo el síntoma de un trastorno más profundo caracterizado por una estructura patológica de naturaleza adictiva cuyo origen es genético y que lo convierte en adicto potencial a cualquier tipo de sustancia o de conducta que le provoque una estimulación en el centro de recompensa del cerebro. Esta  estructura enferma del alcohólico también lo conduce a un mal manejo de todas aquellas situaciones existenciales que le generan angustia o estrés. A esto se le llama la ingobernabilidad emocional.

 


11. Espiritualidad ausente o muy empobrecida, con soberbia intelectual, tendencia al materialismo y nula o poca fe.

 

 

Muchos alcohólicos se recuperan físicamente, logran una mejor gobernabilidad de sus emociones y alcanzan una mejoría en su funcionamiento y adaptación social, pero no experimentan ese despertar espiritual que es una condición fundamental para alcanzar una sobriedad íntegra. No hay que olvidar que la esencia del programa de los 12 pasos es fundamentalmente espiritual y que además de la recuperación psicofísica y social debe de haber una recuperación espiritual, esto es, la recuperación de la fe. De la fe en sí mismo, en los demás, en el mundo y en un poder superior que todo mundo tiene incluyendo los agnósticos.

La crisis de valores que se vive actualmente y que se refleja en un materialismo a ultranza, donde el valor superior es el éxito económico y la posesión de bienes de consumo, hace que la gente se aleje de Dios y de los supremos valores del espíritu. La espiritualidad ausente o empobrecida es también reflejo de una soberbia intelectual y de una autosuficiencia existencial propia de ciertos alcohólicos en recuperación que han alcanzado un buen nivel cultural, de riqueza, de poder o de prestigio. Esta falta de humildad los hace caer en una soberbia progresiva que puede degenerar en uno de los más graves síntomas de la borrachera seca que es la omnipotencia. El que padece de omnipotencia piensa que solo él mismo es su Poder Superior.

 


12. Comportamiento inadecuado en su grupo de alcohólicos anónimos, tanto con sus compañeros como con los principios del programa.

 

 

La falta de crecimiento emocional provoca una distorsión del entendimiento, a tal punto, que el alcohólico en recuperación distorsiona la filosofía y los principios del programa de 12 pasos lo que da lugar a un comportamiento inadecuado en su grupo. Eso lo lleva a interpretar muy a su modo y conveniencia los principios básicos del programa, los cuales enfoca más hacia la compensación de sus carencias neuróticas que al bienestar común, la unidad y el servicio. Lejos de convertirse en un testimonio de sobriedad y buen juicio en su manera de comportarse con los demás, se convierte en el típico miembro de AA inconforme y conflictivo con todo lo que se hace en el grupo. Las conductas erráticas de estos borrachos secos son las luchas de poder, las envidias, los resentimientos hacia otros compañeros, el exhibicionismo, las críticas malsanas, los chismes y las politiquerías.

 

Otros en cambio manifiestan su borrachera seca adoptando una conducta extremadamente pasiva en su grupo (no usan la tribuna ni leen la literatura ni cooperan con el servicio y sólo se concretan a escuchar pasivamente, beber café y criticar a los demás) o teniendo motivaciones neuróticas para asistir al grupo como son hacer negocios con los compañeros de grupo, pedir dinero prestado (y no pagar) o involucrarse emocional o sexualmente con compañeras o compañeros del otro sexo. La recuperación integral del alcoholismo y otras adicciones constituye un proceso largo y complicado que todo enfermo en recuperación debe tener en cuenta. El alcanzar la sobriedad implica la práctica de cualidades tales como la libertad, la responsabilidad, la honestidad y la humildad desarrolladas en un marco de disciplina,
perseverancia, determinación de cambio y mente abierta. Una vez alcanzada la inercia de la sobriedad, se logra un fenómeno de crecimiento emocional progresivo que no tiene límites y que conducirá a la persona al objetivo final del tratamiento que es alcanzar la felicidad.

 

 

Nota
*Director del CENTRO DE ATENCIÓN INTEGRAL PARA ADICTOS A.C. (CAIPA).

 

 

 

 

 

 

Anonymous

Elmerdap

22 Jun 2021 - 03:53 am

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Anónimo

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Anónimo

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Anónimo

13 Sep 2018 - 10:41 am

Gracias por tener esta página abierta, me ayudas mucho. Creo que lo que mas me cuesta es lo del instinto sexual, mi mente sigue pensando en eso y tengo exceso de frustración porque realmente tengo dificultad con el sexo opuesto. No se trata de dejar de vivir, sino de vivir bien! Saludos.

Anonymous

Anónimo

21 Jun 2018 - 01:53 pm

Gracias, ha sido clarificador, ojalá pudieran publicar más información para poyo de la esposa que conoció al marido con varios años de haber dejado de beber

Anonymous

Anónimo

02 Nov 2017 - 05:24 pm

primero felicitar al autor del articulo muy completo aprendi mucho y encontre las respuestas a muchos de los comportamientos de mi pareja comenzamos un proceso de recuperacion con un sicologo y espero de todo corazon que con su ayuda y la de DIOS padamos salir a delante gracias

Anonymous

Maria L

12 May 2017 - 12:38 pm

"Creemos, y así lo sugerimos hace unos años, que la acción del
alcohol en estos alcohólicos crónicos es la manifestación de una
alergia; que el fenómeno del deseo imperioso sólo se presenta en
esta clase y nunca en la de los bebedores moderados comunes....

"Los hombres y las mujeres beben, esencialmente, porque les
gusta el efecto que produce el alcohol. La sensación es tan evasiva
que, aunque admiten lo dañino, no pueden después de algún
tiempo discernir la diferencia entre lo verdadero y lo falso. Les
parece que su vida alcohólica es la única normal. Están inquietos,
irritables y descontentos hasta que no vuelven a experimentar
la sensación de tranquilidad y bienestar que inmediatamente
les produce apurar unas cuantas copas
"... Libro Azul opinión del médico.

Eduardo x

Eduardo X

20 Apr 2017 - 06:57 pm

Un saludos a todos los y las compas. Felices 24 horas.

Anonymous

Letty Garcia

09 Apr 2017 - 03:59 pm

Excelente reportajeM9

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